Hotel Marceillac

Segundos después de empujar la puerta de entrada del hotel Marceillac, se respira en una paz que se basa en la suavidad de las cosas, los colores bajo el inmenso dosel, el encanto del mobiliario en cada habitación, el impulso sabiamente medido de la barandilla de hierro forjado. Aquí, como(…)

Segundos después de empujar la puerta de entrada del hotel Marceillac, se respira en una paz que se basa en la suavidad de las cosas, los colores bajo el inmenso dosel, el encanto del mobiliario en cada habitación, el impulso sabiamente medido de la barandilla de hierro forjado. Aquí, como decía Jacques Brel, para los que vienen a dejar sus maletas “”el tiempo se detiene””. La paz del lugar también proviene de este arte sutil y raro de la discreción y la reserva, formas principales de elegancia. Discreción, reserva y elegancia que se encuentran en eco en la escalera que sube suavemente hacia los pisos. Y el cielo siempre presente para el viajero a través del baldaquín tiene como un perfume de eternidad.

Deseosos de respetar y sublimar nuestro patrimonio arquitectónico
Le proponemos alojarse en un establecimiento que combina la autenticidad del patrimonio, su marco atípico y la modernidad de un hotel de 2 estrellas.